Mediación penitenciaria
Un método alternativo lleno de ventajas
La mediación en el ámbito penitenciario ayuda a una mejor convivencia de los reclusos en los centros. De hecho, reduce el número de incidentes, la intensidad de los mismos y la reincidencia en las infracciones; así como las intervenciones administrativas y judiciales, dando entrada al principio de oportunidad y economía procesal.
A su vez, beneficia a la persona privada de libertad al mejorar sus habilidades y destrezas personales, reducir sus niveles de ansiedad y tensión, mejorar su autoestima, y aumentar su autonomía personal, ya que facilita la adquisición de habilidades y recursos personales, la asunción de responsabilidad de cada persona involucrada, el diálogo como medio para afrontar los problemas y dificultades de convivencia, el reconocimiento del otro, y un largo etcétera.
Por último, también será beneficioso para el cumplimiento de la condena, puesto que la participación en un programa de mediación será valorada positivamente por las instancias administrativas judiciales de cara a permisos, tercer grado o libertad condicional.
“Mediación penitenciaria” es necesaria una intervención desde un modelo integrador, por ello vemos fundamental formar a las internas en habilidades para la resolución de conflictos.
A través de un taller de psicoeduación, se trabajaría la gestión de un conflicto mediante la asunción de la responsabilidad generada por la conducta infractora, aprendizaje de habilidades de comunicación, aprendizaje de técnicas de escucha y búsqueda de soluciones creativas.

Conclusiones
En base a todo lo expuesto y quedando más que argumentada las ventajas de la mediación en el ámbito penitenciario, para finalizar, hay que poner el énfasis en la necesidad imperiosa de cambiar el modo de afrontamiento de los conflictos en las cárceles, favoreciendo un modelo en el que las reclusos aprendan a resolver y gestionar sus propios conflictos, tomen conciencia del daño producido y afronten sus consecuencias de un modo responsable, se mejore el ambiente de los módulos y la calidad de vida dentro de la prisión, y todo ello a través del restablecimiento de la comunicación entre las partes, creando un espacio de entendimiento, reparación y reconocimiento mutuo.
Además de los beneficios que reparan en las personas, no podemos olvidar que la administración penitenciaria reduciría el número de intervenciones administrativas (ya que evitaría o reduciría procedimientos sancionadores, las sanciones mismas y todas las gestiones derivadas de sus consecuencias) y judiciales, dando entrada, como hemos dicho anteriormente, al principio de la oportunidad y al de la economía procesal.